En un laboratorio universitario en Washington, Darwin-OP2, un robot que parece un ser humano, patea ferozmente una pelota verde por el suelo. «Quiero ser amigos y jugar al fútbol», dice con una voz fría y monótona.
Darwin-OP2 no es un juguete. Es uno de los ejemplos más avanzados de investigación y desarrollo de lo que se etiqueta como robótica asistida e interacción humanoide. Darwin-OP2 ha sido programado por un equipo de profesores de ingeniería biomédica en una importante universidad de EE. UU. El proyecto tiene como objetivo ayudar a los niños con trastorno del espectro autista a involucrarse más con la sociedad. El objetivo principal será utilizar un sistema robótico para ayudar a los niños con autismo a comunicarse con los demás de una manera mucho más fácil y cómoda.
Sin embargo, el proyecto se encuentra en las primeras etapas y aún queda mucho por hacer. Se centra en cómo un robot puede ayudar a niños de 5 a 10 años, pero es probable que pronto incluya a niños de hasta tres años. El objetivo final es hacer que la tecnología sea asequible para innumerables familias en los EE. UU. Con niños que tienen un trastorno del espectro autista.
El autismo, en la mayoría de los casos, varía de un niño a otro. Pero hay algunos rasgos comunes entre todos los niños. Por ejemplo, la mayoría de los niños autistas evitan hacer contacto visual. Esto dificulta que estos niños interactúen con sus familiares, amigos, compañeros de juego y otros.
Los científicos asociados con el proyecto afirmaron que sus estudios han revelado que los niños que tienen un trastorno del espectro autista se sienten más cómodos para interactuar con los robots porque pueden monitorear y controlar sus acciones, lo que los hace más predecibles en comparación con los compañeros de juego humanos.
Los niños con trastorno del espectro autista suelen tener problemas para comprender e involucrar las emociones de otra persona. Pero con un robot de asistencia social, un niño podría participar más eficazmente sin sentirse abrumado. Estos robots utilizan inteligencia artificial que analiza el comportamiento de un niño y luego utiliza los datos recopilados para interactuar con ellos.
Actualmente se están utilizando tres tipos diferentes de robots para realizar pruebas. Uno es un mini-robot que está conectado a un iPad. Muestra emociones faciales. El segundo es un robot mediano que puede realizar varios gestos y movimientos de baile, respondiendo a las señales sociales.
Y luego, por supuesto, está Darwin-OP2, un robot más grande y sofisticado que interactúa con los niños jugando al fútbol y realiza otras actividades. Puede bailar al son de la música y los niños con autismo también pueden seguir los movimientos y bailar.
Los científicos y terapeutas dicen que impartir habilidades sociales a los niños que tienen autismo requiere la repetición frecuente de acciones, lo cual es una tarea perfecta para humanoides y robots. Además, los robots pueden ayudar a los padres de niños autistas con la terapia de análisis de conducta aplicada. Tal terapia requiere que se pasen muchas horas con el niño, lo que puede no ser posible para los padres que trabajan. Además, los robots tienen inteligencia artificial que puede recopilar datos para brindar un análisis útil a los padres, ayudándoles a comprender el comportamiento de sus hijos.
Pero estos son los primeros días de probar cómo los robots y la inteligencia artificial pueden ayudar a los niños autistas.