Un pensamiento delirante

No hay nada que pueda llamar mío. Nada. Todo lo que tengo son estas palabras y frases vacías que he recopilado de algún otro lugar. A través de prueba y error me lo han enseñado todo. Incluso este lenguaje en el que estoy anotando es un producto convencional. Se me enseña a espaciar las notas entre dos palabras y, por lo tanto, un idioma. Todo lo que hay en mí es este aporte educativo, cultural, social y religioso. A veces me siento como un robot andante. Ese robot en particular es el producto de «entrada» y «salida». Mientras que yo soy el producto de «estímulo» y «respuesta». Cualquier esfuerzo de mi parte para separarme de ese ‘estímulo’ y ‘respuesta’ a través de la meditación o por cualquier otro medio psicodélico es altamente artificial. Todo lo que quiero es lo que ellos (el mundo que me rodea) quieren que yo quiera. Creo que estoy llegando a los términos de que no hay una definición definida y un propósito de la vida, nosotros ideamos uno. Y en el momento en que ideamos uno, toda nuestra existencia se convierte en un reflejo de él. Cada una de nuestras acciones es moldeada por ese propósito particular, de una forma u otra.

Esta descripción de la vida a veces me asusta y de ese ‘miedo’ (que dicen que es la emoción más antigua, un mecanismo de protección) se crea una ‘esperanza’. Una esperanza de que algún día se me ocurra la realidad o la realidad última, pero en el mismo momento sostengo que vivimos y morimos en esa esperanza. Pero habiendo dicho eso, supongo que a nivel individual uno puede pasar su vida independientemente de la cultura, la sociedad y las tradiciones, etc., al igual que Christopher McCandless (Into the wild). Pero eventualmente no tiene sentido hacerlo. Creo que uno tiene que darse cuenta de que no existe una entidad separada llamada ‘suerte’ o ‘destino, sino solo los incidentes fortuitos o las decisiones que uno toma en su existencia, de hecho solo decisiones.

Entonces, eventualmente creo que tengo que llegar a los términos de que el pensamiento, el conocimiento evolucionado y las normas convencionales tienen un valor funcional en la sociedad. Y, además, la propia sociedad quiere contribuir a mantener su statu quo. Ya sea la sociedad comunista, la sociedad capitalista, la fascista, la hindú, la musulmana, todas las sociedades quieren que los individuos contribuyan. Y si quieres vivir una vida sana e inteligente tienes que aportar en el marco posible de tu aportación. Luego caminas con el sistema en armonía. Debido a que se supone que debe caminar con el sistema que lo rodea, el sistema no lo acompañará. Y cuando aceptas el mundo sobre la base del conocimiento puro, el conocimiento evolucionado, literalmente comienzas a darte cuenta de la importancia de todo.

Cada criatura viviente se vuelve invaluable y la comparación menos para ti, incluso una sola hormiga. Porque te das cuenta de que puedes viajar millones y miles de millones de años luz desde este planeta en cualquiera de las direcciones dadas, pero no encontrarás otra pareja de esa diminuta criatura. En palabras simples, comienzas a vivir en armonía con la naturaleza y el sistema que te rodea. Y creo que ese es el único bien mutuo que podemos lograr en este pequeño planeta azul llamado ‘Tierra’.

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